Estoy de vuelta

Por alguna extraña razón siento que la danza se me escapa de entre las manos, se diluye en mis suspiros, se oculta sobre las pestañas de mis ojos.

Apenas iba saliendo de la escuela me llega la noticia del cáncer de mama: soy una más de las que han navegado en ese barco. Y si bien no quiero hablar aquí de la enfermedad, quiero hablar de la reacción que tuve a ella, y lo que me hace comenzar a generar un manifiesto.

Lo primero que decidí fue no morirme sin haber bailado antes, pero una vez comenzado el tratamiento la intención se me iba diluyendo, el cuerpo todo se me iba diluyendo y yo me recriminaba la falta de trabajo. Es en este punto en el que comienzan mis primeras dudas (sí, lo escribo porque deseo que queden latentes, que las mire y las recuerde), porque además de mis ganas de bailar ya no iba quedando gran cosa, y en plena función me desinflaba y no podía seguir, o me caía una y otra y otra vez, caídas que no podía ya disimular, debilidad que no podía ocultar. Así que ya en las últimas ocasiones decidí bailar sin peluca (tenía la inocencia de pensar que la peluca disimulaba mi estado) y escuché gritos de algunos pobres niños impactados, y miré a la gente observando al muerto viviente tratando de bailar.

Era algo parecido a una vez que estaba en la sala de espera, y llegaba una chica seguramente por vez primera, estaba esperando la noticia mirando al rededor, pero en algún momento decidió posar la vista sobre nosotras las pacientes sin energía, ocultándonos el mundo con un gorro, y entonces luego no pudo contener el llanto. Por todo esto sentí pena por ella, y espero que la prueba no haya dado positivo, pobrecita,  pero por otro lado es extraño despertar lástima ante los ojos de los otros, uno que no quiere que se le vaya la vida y los otros dándosela por perdida…

Era algo así, la gente impactada mirando y yo justificando con una oruga que después se convierte en mariposa…

Vaya, un día leí que la técnica sirve para no importunar al espectador. Pero también está el deseo, y a veces no hay más que el deseo y no queda más que importunar si uno se atreve a cumplirlo. Y esto es de lo que escribo, de lo que he aprendido.

Para empezar no hay más que aceptar todo lo que uno es, todo lo que uno tiene y hacer para lo que alcance con eso, y más. No se puede esconder lo que uno es mientras se está bailando, uno se expone, se lanza al abismo… Y no hablo sólo de una carencia de energía vital, ni de palidez, hablo de aspectos de la personalidad con los que se está inconforme: timidez, nerviosismo, torpeza, egolatría, tontera… no sé. Hay que abrazar cada cosa, y amarla y ofrecerla así, dar lo mejor y lo peor. De no hacerlo es como tratar de partir de camino a un lugar desde un punto en el que no se está.

Y la verdad la recuperación ha sido bastante rápida. Mi cuerpo está tonificándose y eso que hago mucho menos de lo que hacía antes, cuando comenzaba a perderlo, no era falta de trabajo sino quimioterapia, y era lo que tenía y hubiera sido bueno aceptarlo, pero después vinieron otras cosas.

Vino el ya no poder bailar, no poder caminar, no poderse acostar en otra posición que boca arriba, y sentir un dolor intenso recorriendo la consciencia de tan sólo girar el rostro. Lo primero fue desear no haber atravesado por el tratamiento para bailar durante una vida corta, después… ni las ganas de bailar, sólo las ganas de que el dolor desapareciera, de que si era necesario morir para hallar la paz así fuera, y cerrar los ojos para esperar…

Pero no me morí, y estoy aquí, y después de saber que el deseo se diluye lo aprecio aún más. Después de saber todo lo que el cuerpo es capaz de soportar estoy dispuesta a dar mucho más. La danza se me diluye, el mundo es hostil y demás, sí, pero también está lo que yo puedo hacer, a pesar de importunar al espectador. Si tengo que importunarlo para ofrecer todo lo que puedo ofrecer a esa cosa que se llama danza lo haré. No importa si tengo que ahorrar para rentar yo el teatro, no importa si lo hago en la calle, no importa si es una improvisación, un buen trabajo, o cualquier otra cosa, no me importa.

El inicio queda escrito.